El beneficio se explicaría por el vínculo entre los movimientos de respiración fetal y el sistema nervioso autonómico en desarrollo
El ejercicio durante el embarazo beneficia al desarrollo del feto, según sugiere un estudio de la Universidad de Missouri-Kansas City (Estados Unidos) que se ha hecho público durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Fisiología que se celebra estos días en Nueva Orleans (Estados Unidos).
El ejercicio tiene muchos beneficios para los adultos, adolescentes y jóvenes, pero se desconoce si tiene algún beneficio durante el crecimiento fetal en el embarazo. Los investigadores han determinado que, en términos generales, el ejercicio de la madre no tiene riesgos para el feto y que podría tener efectos beneficiosos para el bebé.
El objetivo principal del estudio era evaluar la teoría de si el ejercicio materno proporciona beneficios cardiovasculares al feto y determinar si los fetos expuestos a ejercicio tienen mayores movimientos respiratorios en comparación con los no expuestos. Los movimientos respiratorios fetales son un marcador de bienestar fetal y reflejan el desarrollo funcional del sistema respiratorio y el control del sistema nervioso central (SNC).
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron un biomagnetómetro fetal no invasivo para medir los magnetocardiogramas (MCG) maternal y fetal junto con los movimientos fetales como la respiración, los movimientos corporales, el hipo y la succión no nutritiva. A diferencia del ultrasonido, que toma medidas estáticas de la anatomía, el MCG registra la fisiología del feto en desarrollo.
Menor frecuencia cardíaca
Concretamente, examinaron los resultados de mujeres embarazadas de 20 a 35 años de edad. Las madres fueron clasificadas como practicantes de ejercicio si realizaban ejercicio aeróbico de intensidad moderada al menos 30 minutos tres veces por semana como caminar rápido, bicicleta estática o correr. Las madres del grupo control no participaban en una rutina regular de ejercicios. El MCG se realizó entre las 24 y 36 semanas de gestación.
Entre las 36 y las 38 semanas de gestación, los movimientos de respiración se identificaron utilizando criterios específicos. Las medidas de frecuencia cardíaca fetal y control autonómico se analizaron durante episodios de respiración fetal y movimientos no respiratorios. Aunque no había diferencias en el número de episodios respiratorios, los resultados mostraron que la frecuencia cardíaca era menor en el grupo de ejercicio durante la respiración y los movimientos no respiratorios. Además, la variabilidad en la frecuencia cardíaca global a corto plazo era superior en el grupo de ejercicio durante los movimientos respiratorios. Los resultados también mostraron que tres medidas independientes de control vagal eran superiores en los fetos expuestos al ejercicio durante los movimientos respiratorios.
Por último, los autores señalaron que durante los períodos no respiratorios no había diferencias en las medidas de control vagal entre ambos grupos. Tampoco descubrieron diferencias entre ambos grupos en el control de la frecuencia cardíaca.
Según los investigadores, estos descubrimientos sugieren un posible beneficio del ejercicio maternal sobre el desarrollo fetal debido al vínculo entre los movimientos de respiración fetal y el sistema nervioso autonómico en desarrollo.
El ejercicio tiene muchos beneficios para los adultos, adolescentes y jóvenes, pero se desconoce si tiene algún beneficio durante el crecimiento fetal en el embarazo. Los investigadores han determinado que, en términos generales, el ejercicio de la madre no tiene riesgos para el feto y que podría tener efectos beneficiosos para el bebé.
El objetivo principal del estudio era evaluar la teoría de si el ejercicio materno proporciona beneficios cardiovasculares al feto y determinar si los fetos expuestos a ejercicio tienen mayores movimientos respiratorios en comparación con los no expuestos. Los movimientos respiratorios fetales son un marcador de bienestar fetal y reflejan el desarrollo funcional del sistema respiratorio y el control del sistema nervioso central (SNC).
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron un biomagnetómetro fetal no invasivo para medir los magnetocardiogramas (MCG) maternal y fetal junto con los movimientos fetales como la respiración, los movimientos corporales, el hipo y la succión no nutritiva. A diferencia del ultrasonido, que toma medidas estáticas de la anatomía, el MCG registra la fisiología del feto en desarrollo.
Menor frecuencia cardíaca
Concretamente, examinaron los resultados de mujeres embarazadas de 20 a 35 años de edad. Las madres fueron clasificadas como practicantes de ejercicio si realizaban ejercicio aeróbico de intensidad moderada al menos 30 minutos tres veces por semana como caminar rápido, bicicleta estática o correr. Las madres del grupo control no participaban en una rutina regular de ejercicios. El MCG se realizó entre las 24 y 36 semanas de gestación.
Entre las 36 y las 38 semanas de gestación, los movimientos de respiración se identificaron utilizando criterios específicos. Las medidas de frecuencia cardíaca fetal y control autonómico se analizaron durante episodios de respiración fetal y movimientos no respiratorios. Aunque no había diferencias en el número de episodios respiratorios, los resultados mostraron que la frecuencia cardíaca era menor en el grupo de ejercicio durante la respiración y los movimientos no respiratorios. Además, la variabilidad en la frecuencia cardíaca global a corto plazo era superior en el grupo de ejercicio durante los movimientos respiratorios. Los resultados también mostraron que tres medidas independientes de control vagal eran superiores en los fetos expuestos al ejercicio durante los movimientos respiratorios.
Por último, los autores señalaron que durante los períodos no respiratorios no había diferencias en las medidas de control vagal entre ambos grupos. Tampoco descubrieron diferencias entre ambos grupos en el control de la frecuencia cardíaca.
Según los investigadores, estos descubrimientos sugieren un posible beneficio del ejercicio maternal sobre el desarrollo fetal debido al vínculo entre los movimientos de respiración fetal y el sistema nervioso autonómico en desarrollo.
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